Isabel II ha suspendido temporalmente sus encuentros virtuales y está prolongando su recuperación tras haber sido diagnosticada con el Covid el pasado domingo. El escueto anuncio del Palacio de Buckingham ha vuelto a disparar las especulaciones sobre el estado de salud de la Reina y ha dejado en el alero los planes para su reaparición en público en el mes de marzo.
En el tono críptico habitual, un portavoz de la Casa Real informó que la monarca de 95 años sigue teniendo "síntomas similares a un resfriado suave", lo que le obligó a cancelar sus encuentros virtuales el martes. Se desconoce que si la Reina ha podido mantener la conversación telefónica de rigor de cada miércoles con el primer ministro, Boris Johnson.
La intención de la monarca, según el comunicado, es seguir adelante con una "agenda ligera": la apertura diaria de la "caja roja" (con los despachos del Gobierno), la correspondencia oficial y la firma protocolaria de documentos. La Reina está bajo la vigilancia de su médico personal, el doctor Hugh Thomas, y está siguiendo "las reglas" fijadas para "positivos" del Covid.
A partir del jueves, curiosamente, se levanta en Reino Unido la obligatoriedad de guardar cuarentena, dentro de las medidas anunciadas esta misma semana por Boris Johnson dentro de su nueva estrategia "Vivir con el Covid", que apela a la "responsabilidad personal" para prevenir los contagios.
El Palacio de Buckingham no ha especificado si el "positivo" de la Reina va a obligar a cancelar total o parcialmente su agenda para el mes de marzo, que arrancaba el próximo miércoles con una recepción diplomática en Windsor. El 14 de marzo estaba previsto también que la monarca presidiera en la Abadía de Westminster la tradicional misa de la Commonwealth, seguida el 29 de marzo de otra ceremonia en memoria de Felipe de Edimburgo en el primer aniversario de fallecimiento.
El contratiempo de la Reina, que el 21 de abril cumplirá 96 años, puede alterar también el calendario para las celebraciones del Jubileo de Platino, que arrancan en el mes de junio. La propia Isabel II reconoció su fragilidad en el último acto público en Windsor antes de dar "positivo", cuando apareció apoyada en su bastón y reconoció abiertamente: "No me puedo mover".
Desde el pasado mes de octubre, cuando pasó una noche en el hospital y suspendió durante dos meses su agenda por cansancio, la salud de la Reina ha sido un motivo de preocupación para los británicos. La monarca había esquivado en cualquier caso el Covid hasta que el segundo "positivo" del Príncipe Carlos dio la señal de alarma a mediados de febrero. El heredero de la Corona había visitado a su madre dos días antes en Windsor, donde se detectó también un brote antes de que lo contrajera la monarca.